domingo, 13 de mayo de 2012

Nicaragua lugar “seguro” para prostitutas



NINA



En la imagen mujeres de la noche(trabajadoras sexuales),
 aguardan por clientes.                   Foto/nuevaya.com.ni                        
En Nicaragua, ejercen la profesión más antigua, unas 11 mil mujeres, así lo reveló un estudio realizado por el Ministerio de Salud, (MINSA).

Según la secretaria ejecutiva de la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe, Elena Eva Reynaga, en Nicaragua las trabajadoras sexuales se desempeñan con mayor tranquilidad en comparación con otros países, en donde son golpeadas y extorsionadas por las autoridades policiales.

 “Este trabajo es criticado y a nosotras nos discriminan, pero la sociedad no recrimina a nuestros clientes que son quienes nos buscan y demandan de nuestros servicios sexuales”, reflexionó Elena Eva Reynaga, quien ejerce la profesión más antigua del mundo en Argentina desde hace 35 años.

María Dávila,  quien es representante de la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales Golondrinas, dijo que su grupo que ella lidera, está contento debido a que  la Asamblea Nacional les concedió la personería jurídica, mediante esta disposición constitucional, les permitirá  mayor organización y atención.

 De acuerda a Dávila en Nicaragua, hay más de once mil trabajadoras sexuales, de las cuales más de mil mujeres, están organizadas en la Asociación Golondrina y Girasoles, precisó.
A pesar que los estudios demuestran que  en Nicaragua existe mayor seguridad para este sector de la sociedad, unas 500 prostitutas se unieron en días recientes en Managua, para exigir respeto.

"No somos basura. Hacemos este trabajo porque no hay empleo. Estaba pasando hambre", afirma Conny, una madre soltera de 43 años, quien desde hace siete años trabaja en bares y a domicilio.

Durante un examen de rutina en una clínica pública que atiende a prostitutas, Conny relata a la AFP que fue violada por su tío cuando tenía solo seis años y de joven fue maltratada por quien era su esposo.

A su lado, Estefanía enumera los vejámenes sufridos. "Una vez la policía nos llevó presas, hicieron que nos agacháramos desnudas para revisarnos, nos golpearon y quitaron los reales (dinero)", dice esta joven de 23 años, que se acuesta con unos diez hombres al día, por cinco dólares cada uno, sin que lo sepa su familia.

Relata que hay clientes que a algunas "las lanzan del carro desnudas, les tiran la ropa por la ventana y no les pagan". Toda esa situación la hace caer en depresiones.
Para ellas su trabajo es una actividad laboral más que debe ser aceptada y respetada por la sociedad. Prefieren que no se les llame prostitutas, sino trabajadoras sexuales.

NINA/Eliázar Sánchez

Fuentes/ AFP, diariocolatino.com  y nuevaya.com.ni 

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