NINA
“María Romero Meneses, una humilde monja
de origen granadino que dedicó su vida al servicio de los más necesitados y a
extender el evangelio de Jesúcristo”, fueron las palabras iniciales
pronunciadas por el obispo Jorge
Solórzano Pérez en su homilía
pronunciada en la catedral de esa ciudad oriental de Nicaragua.
La celebración que se realiza cada 7 de julio esta vez comenzó con una misa
en el interior de la catedral granadina, en tanto afuera caía una fuerte lluvia acompañada con vientos.
Sor María Romero, quien vivió en el barrio Xalteva, de Granada, al oriente
de Managua Nicaragua, fue beatificada
por el fallecido Papa Juan Pablo II el 14 de abril de 2002 y su celebración
litúrgica fue estipulada para el 7 de julio.
En el mensaje del obispo Jorge
Solórzano, quien ofició la misa, sor María Romero se dedicó a la catequesis,
evangelizar y formar discípulos e hizo de su vida un motor de santidad, menos
retórica y más cuidados con los pobres.
El obispo Solórzano destacó en su homilía que sor María Romero estando
próxima a su deceso dijo que agradecía a Dios que le tenía trabajo para
continuar laborando, en tanto que afirmó que la beata realizó un esfuerzo
extraordinario por todos lados a favor de los pobres.
El líder católico dijo que sor María
Romero hizo de su vida un apostolado, con humildad, amor y caridad a la par que
añadió que hay que estar orgulloso de que la beatificada monja fuera originaria
de Nicaragua, de Granada y destacó que eso compromete a los católicos a seguir
la vida de esta ejemplar granadina.
De la catedral de Granada, una efigie de sor María Romero, fue llevada
sobre un tráiler, mientras a por todos lados le rodeaban gran cantidad de
feligreses que iban cantando con la música tocada por una banda musical, así
como rezando por las calles, con dirección a la casa donde vivió la monja en el
barrio Xalteva de la capital departamental granadina.
NINA/ Eliazar Sánchez
Fuentes: EL 19 DIGITAL, LA PRENSA
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